Gracias por aparecer en mi vida para irte
como se va lo que nunca tuvo lugar fijo,
lo que hiere mucho; por algo bien dijiste
que no nos hagamos promesas de ningún tipo.
Ahora que te has ido parece que no lo has hecho,
para mi decadente suerte sigo en lo mismo.
Aprender que no volverás lo haré con el tiempo
pues, aunque no valga, no me descuelgo de tu hilo.
Pero, te agradezco por dejarlo así
cuando más se sentía que marcharíamos juntos
de sorpresa cambiaste el rato feliz
por otro que marcaría nuestros mundos.
Como si fuera poco has tomado una buena decisión
y resignado por lo que ya no debería mencionar
faltan hervir ciertas sobras... y por lo que pasó:
nunca fue tan necesario dejarnos en libertad.
Este es un final triste y denigrante en el amor,
pero no usaré otro consuelo que no sea el tiempo.
Ausente me sentaré tranquilo en el sillón
y me haré el distraído con tu recuerdo siniestro.
Llévate contigo que fui yo quien habló de finales
y cuéntale a quien te abrace las entrañas
que para apartarte así cuando el amor es grande
se muere para vida del que amas.