TODA LA VIDA | Carta de amor | 16 de Octubre



Puede la rama delgada del más marchitado árbol resistir el peso de su fruto, puede chocar el bravío interminable del mar contra la misma roca sin conseguir moverla, puede la noche ser un sol y puede el sol ser una noche. En cualquier caso, bajo mi punto de vista, el mundo concentra de cada cosa una transformación sólida, brillante y hermosa.
Mi mundo descampado, por ejemplo, pudo volverse el lugar perfecto para atreverme a decir: Toda la vida. La congelada corriente que cruzaba repentina llega acortándose en el aire como un suspiro. Se oye el sonido leve de una caricia, la vibración en mi cuerpo que disipa y rebalsa todos los miedos y sigo contemplándote. Es curioso darme momentos de vital armonía y concebir grandes amaneceres en lontananza. He sido capaz de tomar tu mano y persistir a pesar de la época insensible, deshumanizada, obscena, en la que casi nadie quiere enamorarse, en la que casi nadie arriesga mucho por estar a tu lado.
La historia que inventé para nosotros fue de esas pocas: Las que se forman y se juntan con nosotros como únicos protagonistas. Algo tan genuino que ha nacido desde la plenitud de este joven sentimiento y que muy pocos pueden igualar.
No habrá razón alguna para alejarme de ti, ni destino, ni distancia. Estoy convencido de ello, si Dios me ve luchando se va compadecer y no podrá negarse.
Quiero quererte bien.
Dime en qué puedo ayudarte y qué puedo hacer por ti.

A ti
confieso mi compromiso
de amor eterno,
de amor
verdadero.



Autor: Geyler Hartley Aranda Rafael.
Trujillo - Perú
2020

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