Te quiero y creo que no te convenzo,
pues el temor que de mí te desampara,
con injusta razón del resentimiento,
me mide con la misma vara.
Por eso te entiendo cuando dices que no,
y a su vez mi corazón insiste
porque confía que entre tú y yo
un lazo de amor puede ser posible.
Y en realidad se da que te quiero
con el propósito de volverse amor.
Cada noche y en el lugar que frecuento
el asunto de mi charla es de los dos.
A esas horas donde es normal soñar
y despertarse con buen ánimo,
con miras de quererte no te dejo de pensar
hasta que el sueño cumpla su rol básico.
Posiblemente te quiero más de lo que digo,
pero te quiero y te llamo desde la otra orilla.
Aún no sé si es por falta de cariño
que haces esperar
cuando te han esperado
toda la vida.