Tengo a la conciencia que solo sabe reclamar,
durante su trajín laborioso murmura recuerdos,
duerme para desahogarse, amanece por voluntad,
a veces, se aleja; a veces, retoma su vuelo.
Pero, no, Dios mío, todavía es temprano.
No es así como funcionan las cosas cuando se ama.
Disculpa mi insistencia, pero a los seres humanos
nos duele más entender a la mala.
No permitas que todo se invada en mi contra
porque más dolor se suma de vuelta a casa.
Más bien, ayúdame a darle forma
porque este es mi sueño, ¡no me cortes las alas!
Acaso, ¿no sientes a mi corazón inquieto?
Temblorosas, mis manos, hacen puño.
Sin mentirte bien sabes de mis miedos,
pero aquí estoy, una vez más, ante el mundo.
No me digas que ya acabó. Para ti es tan simple.
Quizás me aguarden nuevas primaveras;
quizás hay algo mejor, pero es intangible
como los sueños abandonados que quedan fuera.
No me digas que vuelva a empezar,
¿O me toca llevarme otro mal recuerdo?
Sí es así, hazme saber que voy a llorar
y que voy a tener más derrotas y menos aciertos.