Te había visto con rostro de lluvia 
espiándote cuidadosamente desde mi ventana.
Noté el claro sabor amargo de la angustia
y tanto más que solo se nota cuando se ama.

Me conoces de jovialidades, de nostalgias,
- creo que debí presentarme antes que nada -
Soy otra pieza solitaria que vio circunstancia
en donde otros creen que no se halla.

Y sí, me conoces, me has cantado por las calles
como yo lo hacía esperando una ocasión.
Por eso te entiendo siendo desiguales,
cargué con lo mismo y veo que valió la intención.

Aquella princesa ha llegado a mi vida,
ángel de luz, rosedal de sueños y magnitudes:
Veme aquí, ¡ya se agruparon nuestras islas!
Ten fe en mi amor, mi trato es igual de dulce.

Sonrío con las estrellas y soy amigo de ellas.
Tú contagiaste, tú lo estás sacando a relucir,
así que no te queda de otra, belleza,
te extiendo los brazos para que sueñes junto a mí.