Me sigue haciendo falta decirte que te amo
como adolescente tembloroso por una caricia,
imaginando el físico que no llega al gramo
cuando la junta interna es más bellísima.

Concibo, pues, volverte a sentir niña,
lo que me lleva a decir que es eterno,
y por lo expuesto, informan mis retinas: 
- Son todas las claridades en una, cerebro. 

Y me sigue haciendo falta ofrendar cumplido 
ante lo que se conversa en el interior de mis oídos, 
para amarnos, para que hagas lo mismo... 
enamorando al tiempo en esta noche de frío. 



Ayer es hoy mientras podamos recuperarlo.
Ayer es hoy, y se quiere alejar de nosotros
como se alejan las flores de los campos
cuando llega el invierno en nuestros rostros. 

Ayer es hoy, y puedo comprender al reproche.
Por las ventanas se escapan voces tristes
y la casa es más vacía durante la noche
como el día que por remedio te fuiste.

Ni siquiera me alivia la poesía que carcome,
son líneas judas queriendo ser el Cristo,
prolonga airada su tétrico golpe
con el favor del Dios que hunde su maleficio.

Y me retiro de la poesía porque no me sirve.
No me interesa ahora que te he perdido.
Le faltan manadas a mi guarida de tigre...
supongo que te va mejor huir del peligro.

Ayer, como prueba de lo que hablo
abortamos más amanecidas definitivas,
pero el hoy se figura a lo largo
como ayer, y el ayer sigue siendo hoy día.



Aún hay más por decir hasta cierto punto
en el que me callas o me callo agridulce
dado que tu sonrisa ha generado un abrupto
cuando en ese mismo instante sufres.

Me toca en el corazón verte triste,
por esa razón, mi intención es que seas feliz,
puede que al decirlo sea algo simple,
pero la voluntad es el primer paso por cumplir.

Tú sabes que las cosas suceden calladamente
al margen de una lágrima resbalándose
y sabes, también, que no puede valerme leve
las heridas hundidas que están rasgándote.

He dejado para el final esta pieza de amor
y por favor, no me la quites nunca
porque me he imaginado que para esta ocasión
tu corazón se abraza al mío de forma conjunta.

Y esto nos lleva a ser uno en lo absoluto
como si por un soplo dejase de ser el motivo,
para ser tú y yo mismo en el preludio
de tus besos que han hecho en los míos: su nido.